Mateo

Mateo es un perro que ha tenido una vida terrible que esperamos que mejore mucho si la persona adecuada está ahí fuera.

Mateo era muy conocido por la gente de Almuñécar como el anciano que caminaba solo desde los huertos de chirimoyas hasta el centro de la ciudad, donde visitaba cafés y carnicerías para conseguir su desayuno o cena, dependiendo del calor que hiciera. La enfermedad no tratada le había hecho parecer mayor de lo que era y, a medida que envejecía, todos se preocuparon mucho por sus síntomas de leishmania, que eran llagas muy dolorosas en sus patas que le dificultaban caminar, garras enroscadas y heridas sangrantes en sus orejas y articulaciones. Todos querían que Mateo recibiera tratamiento, pero a pesar de ser lo suficientemente amigable como para tomar la comida de tu mano, era imposible atraparlo. Los lugareños decían que tenía un sexto sentido. Se convirtió en tema de conversación en Facebook, pero nadie fue capaz de atraparlo y probamos cinco métodos: correa, jaula trampa, jaula trampa con control remoto, visita nocturna al huerto... nada. Hasta que finalmente, a una de nuestras voluntarias se le ocurrió utilizar una de las gigantescas redes de camuflaje del ejército de 80 m² que utiliza para proteger del fuerte sol a sus perros de rescate. Forzó a Sara, una mujer local que Mateo conocía y que lloraba de desesperación por el estado de sus pies. A las 7:45 de la mañana siguiente, Sara lo atrajo con golosinas hasta el carnicero, que tenía una bandeja de pollo esperando. Jane y David tenían una esquina de la red cada uno, Matea no se lo esperaba, y finalmente lo atrapamos y convencimos a Tropican Veterinary para que abriera una hora antes. Mar y Pedro tardaron casi 3 horas en tratar la terrible condición de sus pies y otros síntomas, y lo sedaron, por lo que durmió durante todo el proceso. Ahora está recibiendo el fuerte tratamiento Milterforan que necesitó durante tanto tiempo para hacer que su leishmania remitiera. Ya ha comenzado a curarse después de solo unos días.

¡Crucemos los dedos para que este soldado encuentre un compañero humano con el que se lleve bien y un jardín con una valla segura! El carnicero lo ha estado apoyando con pollo y le encantaría saber cómo le va. En realidad, fue la alimentación generosa que le dio el carnicero a Mateo lo que le permitió mantenerse fuerte y protegió sus órganos del daño renal que suele acompañar a la leishmania no tratada a largo plazo.